Los amorosos callan. El amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable. Los amorosos buscan,

los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.

Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre —¡qué bueno!— han de estar solos.

Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.

En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.

Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.

Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.

Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.

Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida.
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.

28 de mayo

Hoy me despierto tosco y solitario
no tengo a nadie para dar mi quejas
nadie a quien echar mis culpas de quietud

sé que hoy me van a cerrar todas las puertas,
que no llegará cierta carta que espero,
que habrá malas noticias en los diarios,
que la que quiero no pensará en mí
y lo que es muchísimo peor
pensarán en mí los coroneles
que el mundo será un oscuro
paquete de angustias
que mucho otros aquí o en cualquier parte
se sentirán también toscos y solos
que el cielo se derrumbará
como un techo podrido
y hasta mi sombra
se burlará de mis confianzas

menos mal
que me conozco

menos mal que mañana
o a más tardar pasado
sé que despertaré alegre y solidario,
con mi culpita bien lavada y planchada,
y no sólo se me abrirán las puertas
sino también las ventanas y las vidas,
y la carta que espero llegará
y la leeré seis o siete veces
y las malas noticias de los diarios
no alcanzarán a cubrir las buenas nuevas
y la que quiero
pensará en mi hasta conmoverse
y lo que es muchísimo mejor
los coroneles me echarán al olvido
y no sólo yo muchos otros también
se sentirán solidarios y alegres
y a nadie le importará
que el cielo se derrumbe
y más de uno dirá que ya era hora
y mi sombra empezará a mirarme con respeto

será buena
tan buena la jornada
que desde ya
mi soledad se espanta.

El mejor Poema jamás escrito

- Hummm - dijo Rupert Gardin.
Ésta fue la única y poco elocuente frase que pronunció durante la media hora que yo había pasado entrevistándole. Pero es que la pregunta que yo le había hecho era un verdadero hueso.
Recuerdo cómo inclinó su inmensa y hermosa cabeza como para dar mayor profundidad a lo que iba a contestar. Sin embargo, cuando habló, su voz fue un mero eco de parte de la pregunta.
- ¿El mejor poema jamás escrito?
Estreché el campo de acción para darle facilidades.
- El mejor poema originalmente escrito en inglés - contesté -. Eliminemos otras lenguas e incluso traducciones.
Asintió con gravedad. Volvió a pensar y cerró sus párpados.
Puedo recordar el gran temor que sentía sólo mirándole. Por aquel entonces yo sólo era un novato, y Rupert Gardin, decano de los críticos literarios americanos, era mi primera entrevista realmente importante. Nos hallábamos sentados en la habitación de su hotel, los dos solos, en un caluroso día de verano. Frente a él, sobre la mesa, había el jarro lleno de té helado y cada uno de nosotros sostenía un vaso. Me acuerdo del frío y suave tacto del mío.
- El mayor poema... - murmuré.
En aquel momento recordé algo que me había pasado por alto. Que él mismo había publicado poesía.
- Aparte de su propia obra, mister Gardin - añadí rápidamente.
Movió su mano con impaciencia.
- ¿Mi obra? Lo que yo he escrito, joven, fue agua sobre arena barrida por el viento. Tan efímero como los mensajes de humo de nuestros aborígenes.
Suspiró profundamente.
- Será el poema de Carl Mamey - dijo.
Ahora me tocaba a mí pensar, lo que no logré con éxito.
- Temo no conocerlo - sólo pude decir.
- Dudaba de que usted pudiera conocer su nombre; sin embargo, se pronunciaba mucho por los años veinte. Era un hombre muy inteligente. Su padre había amasado una gran fortuna y murió mientras Mamey vivía su adolescencia, dejándole una herencia de varios millones. Era el único heredero, sólo un niño puesto que su madre había muerto cuando él era un bebe. Estudió en Harvard, luego en Oxford, y creo que en Balliol. Era ya capaz de escribir poesía, sensible y agradable, aunque aún no llegaba a la madurez que luego conseguiría. ¿Más té?
Asentí, alargando mi vaso. Gardin continuó hablando mientras me lo llenaba.
- A los veintitrés años, Carl Mamey lo tenía todo: juventud, talento, una educación esmerada, salud, era fuerte como un toro, dinero, amor, y todo lo que pueda imaginarse. Amaba la vida y la aventura. Tenía el amor de una mujer, y también estaba loco por ella. Se trataba de la hija de un par inglés; la había conocido durante su estancia en Oxford. Se había prometido y tenían planeado casarse al año siguiente, cuando ella cumpliese los veintiuno. Oh, Mamey se daba cuenta de que el padre de la chica, el conde, sólo deseaba una fortuna americana, pero la joven estaba verdaderamente enamorada de él y eso era lo que tenía importancia. Estaba locamente enamorado de ella, y si se hubieran casado habría podido malgastar un millón con el padre sin apenas notarlo.
- Entonces, ¿no llegaron a casarse?
- No. Aún faltaba casi un año para que ella cumpliese los veintiuno, y ellos se habían prometido formalmente aguardar hasta aquel momento. Él tuvo que regresar a América, en parte, supongo, porque cuando se encontraba cerca de ella no tenía confianza en sus propias fuerzas y porque era joven y alocado; no quería tocarla hasta haberla llevado al altar.
- ¿Era eso una locura? - quise saber.
- Sí. Una gran locura. Tenían un año por delante, y él buscó solaz en otro amor. El amor a la aventura. Se compró un hermoso snipe en Boston e inició la travesía alrededor del Horn.
- ¿El Horn?
- El cabo Horn, el extremo de Sudamérica. Su meta era San Francisco, dando un rodeo, pero nunca llegó allí. Naufragó en una pequeña isla de Chile, una semana después de haber rodeado el Horn. Se trataba de una isla deshabitada no mayor que una manzana de casas, y permaneció allí durante nueve anos.
- ¿Nueve años? - exclamé -. ¿Y no enloqueció?
- No. Sólo hacia el final; ahora está confinado en una casa de reposo, si es que aún vive...
Mi imaginación se desató mientras él hablaba. Primero, naturalmente, el naufragio en una noche tormentosa. Perseguida por aquella tormenta en la más absoluta oscuridad, la pequeña embarcación de Carl Mamey enfiló la rocosa costa sur de la pequeña isla que él desconocía, destrozándose el fondo del casco. El impacto le arrojo fuera de la cabina hacia las rugientes aguas; se trataba de una playa arenosa con afiladas rocas que sobresalían de la arena y en una de las cuales había quedado encallada la pequeña embarcación.
Luchando con la noche y la tormenta, dándose cuenta de que su bote probablemente quedaría destrozado antes de que el temporal se calmase, intentó salvar cuanto pudo: provisiones, agua (descubriendo luego que no tenía importancia, pues existía un manantial en la isla), su aparato de radio, el diario de navegación y otros papeles, transportándolos a un lugar más elevado. Luego ya no pudo hacer más que sentarse frente a todo ello, temblando en la oscuridad de la tormenta hasta el amanecer.
A la mañana siguiente su bote habla desaparecido. Y pudo darse cuenta del lugar donde se hallaba. Supo que se encontraba sobre una pequeña isla. Después de un somero reconocimiento dedujo que se hallaba al menos a un centenar de millas, probablemente a dos, de la costa chilena.
Y no estaba situado en la travesía habitual de ningún vapor; al principio, no estaba seguro de ello, pero tuvo la certeza a medida que los meses iban transcurriendo y a medida que lo hacían los años. Y cuando llegó un vapor ya era demasiado tarde. Nueve años en una isla estéril del tamaño de un sello de correos, y solo, es demasiado tiempo.
Pero sobrevivió.
¡Oh, al principio no fue difícil sobrevivir! Tenía las provisiones que consiguió salvar del naufragio, suficientes para alimentarse aproximadamente durante un mes. La mayor incomodidad, durante los primeros tiempos, fue la del refugio. No existían árboles en la isla, por lo que no pudo construirse ninguna cabaña. Lo intentó con malezas, aunque sin suerte. Al fin excavó una estrecha cueva en el montículo, no se le podía llamar colina, situado en el centro de la isla. No resguardaba demasiado, pero de algo le servía.
Cuando los víveres se acabaron, la alimentación consistió en pescado las veces que conseguía atrapar alguno. Pescado para desayuno, almuerzo y cena. ¿Puede un hombre vivir nueve años sólo a base de pescado? Carl Mamey lo hizo. Cuando atrapaba uno, comía pescado; cuando no lo hacía se quedaba hambriento. Durante los primeros seis o siete años, los cocía antes de comerlos; los últimos dos o tres años se limitaba a comerlos.
Durante un tiempo no le fue demasiado mal. En los primeros meses tenía cosas que le ocupaban, y tenía esperanzas. Mantenía encendido el fuego durante la noche, en la cima del montículo, como señal para los barcos. Pero luego se dio cuenta de que en la isla no había suficiente maleza para seguir alimentando la hoguera, y tuvo que desistir. Además, tampoco había barcos. No vio ni uno durante los nueve años. Cualquier buque que rodease el Horn pasaba alejado de la isla.
Había tormentas y lluvias muy frecuentes. Calores intensos durante las horas de sol, y luego heladas. No tenía nada que se pareciese al confort.
Pero tenía... el poema. Era dueño de un cerebro sutil así como de una educación maravillosa. Cuando había pasado ya algunos meses en la isla, los suficientes para darse cuenta de que podría transcurrir mucho tiempo hasta que fuera rescatado, se le ocurrió que debía hacer algo que le salvase de enloquecer, o por lo menos de atrofiarse, embotarse y embrutecerse.
Tenía en su poder el material necesario para escribir, procedente del bote, y empezó a componer un poema. Nada de poemas, decidió, sino tan sólo un gran poema, uno solo que ensalzara... sí, el amor a la vida que tan fuertemente sentía, que aún sentía con más fuerza en su aislamiento temporal y bajo las privaciones actuales. Debía ser algo que siguiese las líneas trazadas por el Rubayat, aunque sin la amable melancolía y la indefinida amargura de esta sensual obra maestra. Debía poseer rima y métrica en sus cuartetos.
Debe usted recordar y tener muy en cuenta que él disponía de tiempo. Incluso los pequeños acontecimientos, generalmente la pesca, que ocupaban su cuerpo no conseguían llenar su mente. Poseía la inteligencia, la habilidad, la educación, la sensibilidad, y todo lo que un poeta necesita para componer un gran poema, y además tenía tiempo, todo el tiempo que quisiese. Podía ocupar en ello un día, una semana, un mes si lo creía necesario, puliendo una simple cuarteta. Podía buscar la palabra apropiada, y luego otra mejor y más tarde la perfecta... aquella que combinaba la perfección del sonido con la perfección de la imagen.
Trabajó en ese poema durante casi nueve años, y lo acabó.
Pero entretanto, y para que usted pueda comprender el desarrollo y evolución de esa poesía, debe conocer otros varios acontecimientos que tuvieron lugar.
Tenía en su poder la radio, un aparato receptor únicamente; el bote era demasiado pequeño para disponer de uno que fuese transmisor-receptor a la vez en aquellos años veinte. Y continuó funcionando después de instalarlo arriba, en la cueva. Poseía amplios conocimientos de química y era capaz de reconocer aquellos minerales que, le mantendrían cargadas las baterías después de una transformación sencilla.
Naturalmente, no era capaz de reparar una lámpara rota o desgastada, por lo que limitó el uso de la radio a períodos de sólo media hora de las veinticuatro que tiene el día. Y por lo tanto, únicamente la empleaba por la noche, cuando la recepción era clara.
No podía malgastar la preciosa vida de aquellas lámparas para su entretenimiento; las empleaba solamente para estar al corriente de las novedades que ocurrían en todo el mundo. Supo de su propia desaparición en el mar y de la breve búsqueda de que fue objeto, con aviones volando a lo largo de la costa del cabo Horn y desviándose ligeramente a ambos lados del mismo, a centenares de millas del lugar donde realmente se encontraba.
Un año y medio más tarde se enteró de que su prometida se había casado con un conocido diplomático de carrera americano. Por lo menos, se consoló, había sido fiel a América.
Las noticias le habían llevado a un estado de ligero desánimo; había desechado la mayoría de la veintena de cuartetas que llevaba escritas de su poema y, salvando una línea aquí y allá, había vuelto a escribirlas todas de nuevo. Se notaba un leve deje de cinismo en todas ellas.
Y el deje se convirtió en algo más con el tiempo; se convirtió en causticidad en 1929, al enterarse del desastre de la Bolsa. Supo que ya no sería nunca más rico... si es que alguna vez conseguía volver. Cuando escuchó que el hombre que se había hecho cargo de las propiedades de los Mamey durante su ausencia se contaba entre los que habiendo quebrado se habían lanzado por la ventana de algún rascacielos, se dio cuenta de que ya nunca más volvería a ser solvente. Literalmente, se encontraba sin un penique.
Eso sucedió cuando ya llevaba allí tres años. El porvenir de pobreza no le impresionó, sin embargo, tanto como la pérdida de su novia. A pesar de que era una noticia desastrosa, sabía que se encontraba equipado con el bagaje suficiente para ganarse la vida, incluso bajo la gran depresión en el mercado de la que, tanto hablaba la radio, y sabía también que aun siendo un jornalero sin un centavo en el bolsillo también podría hallar alguna mujer a quien amar y que le amase. No todo estaba perdido.
Se las arregló para conseguir que esa nota de esperanza brillase a través de sus poemas, entre la amargura que había llegado a ser el motivo dominante. Después de aquellos tres años, ya no era el mismo poema que había comenzado, pero sin embargo continuaba siendo un gran poema, quizás incluso mayor puesto que entonces era verdadero, de una reflexión realista. La forma había sido cambiada a verso libre; la artificialidad de la rima y la métrica le hacía perder todo su sabor. Se concentró en el ritmo, trabajándolo, puliéndolo, perfeccionándolo... mientras los días y las noches caían sobre él como las gotas en el tormento del agua.
Había perdido toda esperanza, al cabo de cuatro años, de ser rescatado. Si en cuatro años ningún barco había seguido aquella ruta, probablemente tampoco la tomaría en cuarenta.
Finalmente, su aparato de radio murió de muerte natural, y así perdió todo contacto con el mundo exterior.
A pesar de ello, continuaba trabajando en su poema, el gran poema. No ya porque pensase en conseguir la fama y el éxito gracias a él. Habla llegado a ser, en sí mismo, una meta; algo que le permitía continuar viviendo y que daba significado al frío, al hombre y a la soledad, y que los expresaba.
Su salud y vigor disminuían. Nadie podría reconocerlo ya como aquél que tan a menudo habla aparecido cinco años atrás en las fotografías de los diarios. Había adelgazado y padecía terriblemente a causa del escorbuto, resultado de su dieta única a base de pescado (y además no demasiado abundante). Intentó comer hojas de las malezas de la isla y algas, pero todo lo que probó le intoxicaba. Sufría agudamente debido a la disentería que le atenazaba casi constantemente. Después de cinco años en la isla tenía ya veintiocho y parecía frisar en los cincuenta.
Pero sobrevivió.
El poema, la gran obra que estaba creando, aunque sólo para sí, le permitió continuar con vida. Había decidido escribir en forma más corta, de una longitud estrictamente limitada, e intentaba envolver en ella todo lo que sentía. Concentración. Un escueto pareado. Sí, durante un tiempo volvió a la rima y a la métrica. Un poema - ya casi lo había terminado a su entera satisfacción - de cuarenta y ocho líneas, veinticuatro pareados crueles con los que había intentado exprimir hasta la última gota de veneno de un mundo emponzoñado.
Habían pasado ya seis años. Por entonces, quizá empezaba ya a rondar sobre él el espectro de la locura, excepto cuando se trataba del poema; en eso continuó en su juicio hasta el fin.
Continuó trabajando en él, mejorándolo más que aumentándolo. Tenía que vigilar ya el papel que gastaba, por lo que continuó escribiendo sobre la arena mediante un bastón, hasta quedar satisfecho temporalmente, y entonces, y sólo entonces, transfería la palabra escrita a alguna de sus pocas hojas de papel. Cuando se dedicaba a revisar, siempre destruía lo que antes había compuesto; no deseaba que los fantasmas de las primeras versiones le obsesionasen; sólo deseaba la perfección de lo mejor conseguido hasta la fecha.
Habían transcurrido ya siete u ocho años - casi había perdido la cuenta del tiempo en aquel entonces - cuando descubrió que ya no deseaba la llegada de ningún barco. Ya nunca desearía volver para encararse con las personas que había conocido. En parte, como usted comprenderá, a causa de las enfermedades tropicales. Tenía entonces treinta o treinta y un años, y ya era un viejo, un viejo arrugado, un viejo deforme. Había perdido los dientes, su pelado cráneo era como cerámica puesta al sol, y su cuerpo era casi un esqueleto, un esqueleto humano pues toda su ropa hacía tiempo ya que había quedado inservible. Su piel parecía cuero podrido. Pesaba cerca de los cuarenta kilos a pesar de ser un hombre alto.
Había perdido el cabello, la dentadura y otras cosas, pero su mente continuaba lúcida. Resistió más que su vigor físico, que su amor a la vida y que sus esperanzas. Estaba concentrada en el poema y eso lo libró de perecer.
Destilación. A eso llegó entonces. Recordaba y podaba hasta combinar dos pareados en uno; y luego, para concentrar la esencia de todo en una sola cuarteta, una cuarteta maestra que sería la llave de toda expresión. Desfalleciendo lentamente de hambre, muriéndose, volviéndose loco, sobrevivió intentando plasmarla en centenares de formas, ninguna de ellas lo suficientemente perfecta.
Quizás un pareado. Lo intentó, trabajó en ello y destruyó las cuartetas cuando ya casi tenía lo que deseaba. Destilación, siempre, hasta el fondo mismo de la esencia.
Sí, el buque llegó al fin, pero antes había finalizado él su poema. Había descartado al fin el pareado - me dijo Rupert Gardin mientras volvía á llenar mi vaso con té helado - sólo poco antes de que el buque llegase y lo rescataran.
Lo había destilado al fin hasta la última gota, la mismísima esencia, la simple sílaba. ¡Lo tenía! Al fin perfecto, la expresión de todo lo que le habla ocurrido. Lo gritó a los marineros del bote con voz alta y cascada cuando éstos se acercaban a la playa. A menudo lo recitó desde entonces, pero jamás una sola palabra de más. Únicamente el gran poema que él y nueve horribles años habían conseguido componer.
Y Rupert Gardin, el decano de los críticos americanos, reclinado cerca de mí en su habitación del hotel, me recitó el poema, el poema sin titulo, una única palabra de seis letras imposible de imprimir.

Aún recuerdo, después de estos años, el temblor que me invadió al volver a la oficina, mientras escribía aquella historia y la entregaba. Aún me veo esperando que fuera impresa, teniendo la seguridad de que con ella alcanzaría mi primer artículo con recuadro y, aún recuerdo el disgusto y la indignación que sentí cuando al día siguiente comprobé que mi artículo había sido impreso en la octava página y sin titulares. No se mencionaba a Carl Mamey.
Me encaminé a la oficina del director, me planté furiosamente a su escritorio, y cuando levantó la mirada le declaré que dimitía.
Sonrió ligeramente.
- Sal a tomarte una cerveza y cuando regreses quizá vuelva a emplearte. Mientras estés allí procura descubrir cómo supo Rupert Gardin todo lo que ocurrió en la isla, teniendo en cuenta que Mamey jamás volvió a hablar a no ser para recitar su poema. Gardin estuvo tomándote el pelo, muchacho.
Dije todo lo que tenía que decir sin apenas abrir la boca, mientras al jefe se le escapaba una risa ahogada.
- Vete al infierno y tómate esa cerveza de una vez - dijo él, y yo obedecí.
Después de la cerveza, mientras desaparecía el rubor de mi rostro, me repetí a mí mismo, en voz baja, el poema de Carl Mamey, y de pronto se me escapó una carcajada que hizo volverse al encargado del bar mirándome extrañado. Creo que con aquella carcajada me despedí de mi condición de novato convirtiéndome en periodista, ya que nunca más he vuelto a creer en nada... excepto en el valor fundamental del poema de Carl Mamey.
Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.

Muere Mario Benedetti, mito de la literatura en busca de la utopía y el compromiso social
El poeta y narrador falleció ayer en Montevideo a los 88 años de edad Sus más de 80 obras muestran la coherencia de quien creyó en la ética

El escritor uruguayo Mario Benedetti murió ayer en Montevideo a la edad de 88 años. El poeta y narrador, figura cumbre de las letras hispanas, había estado ingresado cuatro veces en el último año en Montevideo debido a diversos problemas respiratorios y la última, durante este mes de mayo, a causa de una descompensación general. Recibió el alta médica y regresó a su domicilio tras doce días de hospitalización al agravarse una enfermedad intestinal crónica.
Benedetti deja tras de sí una rica obra, en la que sus más de 80 novelas, ensayos, cuentos y poemarios muestran el compromiso social y la coherencia de alguien que creyó «en la vida y en el amor, en la ética y en todas esas cosas tan fuera de moda». «Él siempre dijo que se sentía más poeta que otra cosa», señaló la biógrafa del escritor, Hortensia Campanella, cuando presentó hace unos meses el libro 'Mario Benedetti . Un mito discretísimo', con el que trazó la trayectoria de uno de los mitos de la literatura hispanoamericana del siglo XX y quizá la conciencia poética de todo un continente.
Esa poesía se convirtió en el único báculo para afrontar sus últimos años, tras la muerte en 2006 de su esposa, Luz López, su compañera desde hacía más de seis décadas y su mejor crítico.
Galardonado en 1999 con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y en 2005 con el Internacional Menéndez Pelayo, Benedetti abordó todos los géneros literarios, en los que reflejó una mirada crítica de izquierdas que le llevaría al exilio y a ser, hasta sus últimos días, un firme detractor de la política de Estados Unidos.
Sus poesías fueron cantadas por autores como Joan Manuel Serrat, Daniel Viglietti, Nacha Guevara o Luis Pastor y sus novelas más famosas llevadas al cine, como 'La tregua' (1974) o 'Gracias por el fuego' (1985), a cargo del director argentino Sergio Renán.
Este exponente por antonomasia de la llamada generación uruguaya de 1945, la «generación crítica», nació el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros, en el Departamento de Tacuarembo.
Antes de dedicarse a la escritura, Benedetti hizo de taquígrafo, cajero, vendedor, librero, periodista, traductor, empleado público y comercial. Todos estos oficios supusieron un contacto con la realidad de Uruguay que fue determinante a la hora de modelar su estilo y la esencia de su escritura.
Títulos como aquel primerizo «La víspera indeleble», sus 'Poemas de la oficina', el oriental y tan uruguayo 'Rincón de Haikus', los grandiosos tres 'Inventarios' o las 'Canciones del que no canta' se vieron coronados el año pasado con su último poemario, 'Testigo de uno mismo' .Este libro vino a ser «un poco el resumen de una carrera poética extraordinaria», con todos los grandes temas de la poesía universal desbordando sus páginas, como dijo Sylvia Lago.
Además, en esta obra presentía ya el final de sus días, sin tapujos, a la vez que insistía en la soledad sin su amada Luz y con un mundo reducido.
La poesía dejó también mucho espacio para la prosa en la obra de Mario Benedetti y así su principal novela, 'La tregua', es uno de los grandes faros de la literatura del continente, con más de 140 ediciones en 20 idiomas desde su publicación en 1960.


Gracias Siempre Mario! vivirás en el mejor de nosotros!
nos enseñaste que temas como, amor,pueblo y ética
son materias primas del poeta,
y el entretenimiento exquisito, de las sínicas miradas
inquietas.


Poesia de un Italiano

La mañana fresca de la lluviosa noche
el olor de la panadería
la gota del lavamanos
los cantos fúnebres de las alcaldías

la caricia del sol de medio día
el viento calmado el viento inquieto
el sonido del silencio
la voz del perro, las jugueterías

el taza medio vacía del café de la tarde
la plática con la soledad
la voz apagada de mis alegrías

El abraso del amigo
la voz de la madre llamando a comer
todo lo hecho, todo lo que no he podido hacer
el recuento de los éxitos que un joven puede merecer

el bocado de pastel
el chocolate, la fresa, la sandia,
la carta que aún espero
el color de la voz de ese ser.

Boca de llanto, me llaman tus pupilas negras, me reclaman. Tus labios sin ti me besan. ¡Cómo has podido tener la misma mirada negra con esos ojos

que ahora llevas!

Sonreíste. ¡Qué silencio,
qué falta de fiesta!
¡Cómo me puse a buscarte
en tu sonrisa, cabeza
de tierra,
labios de tristeza!

No lloras, no llorarías
aunque quisieras;
tienes el rostro apagado
de las ciegas.

Puedes reír. Yo te dejo
reír, aunque no puedas.



Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo.

Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma,
la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.

Asistir a los cursos de antropología,
llorando.
Festejar los cumpleaños familiares,
llorando.
Atravesar el África,
llorando.

Llorar como un cacuy,
como un cocodrilo...
si es verdad
que los cacuyes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.


Llorarlo todo,
pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz,
con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo,
por la boca.

Llorar de amor,
de hastío,
de alegría.
Llorar de frac,
de flato, de flacura.
Llorar improvisando,
de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!


Te dejo con tu vida tu trabajo tu gente con tus puestas de sol y tus amaneceres.

Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.

Te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota.

Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.

Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.

Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.

Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.

Estaré repartido
en cuatro o cinco hombres
de esos que tu miras
y enseguida te siguen.

Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.

Tal vez hoy tal vez mañana

Tal vez hoy tal vez mañana

Despertaras con la boca seca
Extrañaras mis caricias
Empalmaras tus manos a la nada
Invocaras mi sonrisa

Tal vez hoy tal vez mañana

Tu cuerpo inerte en la soledad
Vibre deseando mis manos en tu cintura
Tu mano extrañara mi mano al caminar
Y no podrás recordar el roce de tu cordura

Tal vez hoy tal vez mañana

Me recordaras con odios callados
Trataras de olvidar todos los “te amos”
Creerás que es bueno transitar la vida
Sin “ese” imperfecto ser humano.

Tal vez hoy tal vez mañana

Me extrañes un poco así como buscabas mi mirada
Y te consueles de a poco
Con el día con el sol con la mañana
Y creas que eres feliz pues ya no me extrañas tanto
En tu cama

Tal vez hoy tal vez mañana

Me recuerdes un momento
Y creerás que fue solo un intento
De felicidad disfrazada
De placer incierto
De soledad desolada

Tal vez hoy tal vez mañana

Se termine el amor ese “amor”
Y casi soy feliz mirando tu calma
Yo, que te puedo decir siempre pienso en ti

Y me repito

Tal vez hoy tal vez mañana
Podré verte venir
Y que te quedes
Como siempre estas en mi alma.

Cerca y dentro de mí

VAS A MORIR

Piensa solo un momento

VAS A MORIR

y aquellos viejos rencores
que se acunan en un corazón
son solo sin razones
que viven en el pasado
y en el ultimo segundo
que mas da?
la venganza, el odio, el dolor.

piensa solo un momento

VAS A MORIR

y no hay plazo o termino
que posterguen tu fin
lo hecho, lo que no fue
y lo que pudo ser
se van contigo
y cada día tubo
un plazo que no puedes seguir

piensa solo un momento

VAS A MORIR

y esos grandes! y gloriosos logros
a la vela de la eternidad
solo son argumentos del vivir
el mas grande no lo parece mas
pues a todos nos toca al filo
una muerte, que transitar

piensa solo un momento

VAS A MORIR

y aquellas cosas pequeñas
esas que a veces se dejan escapar
un beso, la sonrisa, la bondad
toda la alegría de un momento
son los maderos en medio de la mar
a los que nos aferramos en ese momento final

piensa solo un momento

VAS A MORIR

y el sembrador labora de día
de sol a luna
paso a paso
acto a acto
no tienes mas que labrar
y lo hecho, hecho esta

piensa solo un momento

VAS A MORIR

y la fe impulsora lo es todo
pobre alma sola sin la dama
que lo embellece todo
carente de esperanza, de voluntad
pues no sabe distinguir el principio
y el final

piensa solo un momento

VAS A MORIR

y los valores de vida
cobran su justa medida
no hay materia que dure
ni trabajo que pague
tanto como vivir
día a día
pleno, bueno, sereno, feliz

teniendo en la mente
la firme y real idea
de que algún día

VAS A MORIR

La Oscuridad

No te espantes ante la oscuridad del cielo
ni bajes la cabeza a la noche fría
día y noche ocurren siempre
con voluntad sin ella,
todo
en el aprendizaje estriba,
la oscuridad puede despertar incertidumbre
mas ten fe en que mañana amanecerá
no cierres pues los ojos del alma
ante la adversidad,
en la oscuridad la paz
es la necesidad
con ella puedes ver
las estrellas brillar
flexiona tu juicio
tu mente tu cuerpo
tu faz
mantén firme la fe
sábete bien
que mañana amanecerá
todo en el universo tiene su curso ideal
el señor del universo
no se puede equivocar
no des razones de desesperanza
la oscuridad cala al hombre
templa el espíritu
mantente valiente ante ella
saca valía de tu hastío
no dejes de ver
que a pesar de su incertidumbre
es bella
como el manto estelar
que la cubre
palpitando de miles
de estrellas

Cama

la cama destendida, las sabanas arrugadas
pedasos de caricias inertes en el colchon
la vista fija en la ventana
los sonidos de los silencios de la calma
palmo a palmo el tiempo pasa
uno se queda estatico viviendo en penumbras
iluminando su pensamiento, el alma,
se recuerda que algo, paso, y pasa
como un beso como una risa
como una lagrima
ruinas de encuentros la noche pasa
el recuerdo vive y deja vivir
mas encierra la mente en ojos ajenos
esos ojos que acariciaban
la noche pasada

Duerme

Duerme en los silencios de ti
Cerrando los ojos, con la voz apagada
Con las manos cerradas
Con las piernas cruzadas

Que convergen en mí

Duerme tranquila entre la noche
Viaja con tu sueño, sueña soñando
Cobíjate el alma
Derrama cansancios

Que mi cansancio alimenta tu placer

Reposa la cabeza a mi costado
Junta tu mejilla con mi pecho
Abandona las dudas en el lecho
Déjate ser de ti

Solo un momento, yo siempre estoy ti

Abandona el pensamiento
Piérdete en senderos sin sendero
Acuna tu vientre
Calienta tu espíritu

Todo estriba en el resarcir tus ojos al no verme

Duerme segura de que te veo
Y te miro, y recorro con mis ojos
Todo, todo
Lo que siempre e nombrado deseo
Lo que siempre e querido

Veo tus ojos cerrados y siento que en ellos vivo
Que con ellos sueño, en tus sueños me cobijo

Duerme y vive, y muero si para siempre duermes
No escuches mi corazón ni mi pensamiento
Que repiten tu nombre por las noches
Por los días y a toda hora

Que no te despierte mi amor
Hasta que por la mañana te despierte yo

Con un beso
Y te llene de caricias toda.
Y abrase tu corazón
Con mis dedos

Amor

Esta noche no pretendo robarle a una estrella la inspiración
Ni acudir a la razón para conjugar lo que me grita el corazón
Recapitular imagines para verte, enjuagar los besos para sentirte
es imposible dejar de mirarte y de sentirte
basta que viva para saber que existes en mí
que en verdad el amor siempre existió

te respiro con la fragancia de tu presencia
te veo, cerrando los ojos, en todo momento aun en tu ausencia
te toco, con mi pensamiento te recuerdo en cada palmo de mi cuerpo
es imposible dejar de sentirte, basta con darme cuenta de que siento sin sentir
amo amándote siempre, siempre te e de amar solo a ti

palpitan tus ojos en mi corazón, tu mirada alumbra
y quema
y enternece mi ser
y quiero besar tu mirada y quiero recorrerte el alma

no pretendo, abrasarte, es tan grande este sentimiento
poco a poco se convierte en arte poco a poco te evoca mi pensamiento

e de decirte que e luchado contra moustros de desesperanza
contra brujas de tristeza
contra verdugos del alma
siempre e tenido la certeza
de que el amor es la única arma
contra todo lo que a nosotros nos amenaza, contra de mi mismo
el amor siempre gana

te amo desde donde estas hasta donde existe la felicidad
te espero en el lugar donde solo tu y yo podemos habitar
no se que mas poder decirte
son tan cortas las palabras
tan complejo el amor

me robas la calma, la llenas de pasión
me robas la belleza la viertes en tus ojos
posees la ternura en una palabra en una sonrisa en una canción

me sobran las ganas, las tienes tú
me faltan las palabras, es que es tan grande el amor

no te adoro, los dioses de antes. esos de mármol no vibran como vibra tu carne
eres tan real como la brisa, como el sol, como el agua
te siento tan mía como mi corazón

quisiera ser poeta, quisiera ser compositor
quisiera poder refractar los rayos de belleza que nacen al fundirnos tú y yo
no se si mis manos bailan si acarician si aprietan si defienden
mis manos te pertenecen y mi pecho para abrigarte la espalda
para que en el refugies tu cabeza tu tristeza tu esperanza en mi protección

mi boca ahogada, enmudece al recordar las disonancias que antes habitaban
mis ojos lloran, llora mi alma, al recordar tus ojos llenos de lágrimas
y me odio tanto como te amo a ti,
es tan estupido el ser humano
cuando lacera a el amor
cuando a su amor hace sufrir

somos carne y hueso, y el amor es un sentimiento divino
tan puro como cristal tan fuerte como roca, tan preciado como tus manos
y tu boca

desgarro los reproches, mutilo los reclamos
desmiento a los duendes que engendran dudas
y me quedo con tu imagen a mi lado

es tan pequeño el mal, y tan débil el humano
te amo por que eres parte de mí
por que eres lo que eres, por que eres mi otro pedazo
del cielo que siempre e esperado

te amo sin razones ni porqués
te amo con ternura y con pasión, te amo con razón sin argumento
sin interés sin rencor sin desdichas
te amo simplemente por ser quien eres
antes de ser yo
antes de ser de mí

es que son tan limitadas las palabras


y es que el amor no se pinta de rosa
ni de azul puedo pintar mi piel
ni se conforma con razones de por que es tan fácil abrasar
ni de explicaciones de la sensación que siento al besar

tus labios en sentido único
tu imagen en sentido real

tendría que explicar al que nunca a sentido amor
que se siente tocar y saber que no existe textura mejor
que se siente pensar y extrañar que se siente hablar sin hablar
comunicarse con una mirada, es tan lindo el silencio de los que se aman

tendría que sintetizar el calor de tu cuerpo en el mío al amar
o el roce de mi mano en tu espalda la dilatación de tus pupilas al gozar
tendría que complementar lo incompleto, tendrían que amar como te amo en este momento

diría, que amar es al más grande regalo de Dios
tendría que explicar que como tu, en todo el mundo no hay nadie igual
tendría que afinar los oídos de todos a tu riza
tendría que componerle armonía a tu voz diciendo "te amo" murmurando gritando

solo podría entenderme quien ha recibido un perdón
no podrían entenderme esta necesidad de ver tus ojos
de besar tu frente
de acariciarte tanto hasta no distinguir donde termina tu piel
y comienzo yo

tendría que sentir una amistad donde das tu vida sin pensarlo
donde el placer de alguien más es al mejor regalo
al tocar el cuerpo que se entrega y sentir que se estremece entre las manos

son tan pocas las palabras y tan grande el amor
y es tan simple como una mirada de tus ojos a mi lado

tan complejo como es tu calma
al no pronunciar palabra al sentirte que te me escapas
al saber que siempre en ti estaré yo

pareciera que todo se confabula para que aparezcas tú
en lo más sencillo como un atardecer
en lo mas grande como el ver a los niños crecer, saber
que tengo la mitad de mi corazón en tu pecho
y que tu pecho acaricia mi pecho en un instante
aunque no pueda sentirte con la piel
te siento con el alma y es inevitable,

tengo tanto que agradecerte
cada roce de tu mejilla cada lagrima de tus ojos
cada pensamiento donde habito en ti

todos lo consejos, todas las conversaciones
todas las risas todas las caricias

cada centímetro de tu piel en mis manos
cada movimiento de tus caderas cada ritmo de tus piernas

son tan simples las gracias
son tan grandes tantas cosas que tengo de ti en mi alma
que atesoro en mi mente que se me escapan cuando siento que puedo perderte

desnuda eres más bella que una tarde de abril en el ocaso
eres tan linda como una flor que se baña de luz con el primer rayo de sol
en el verano

eres tan niña en tu mirada y tu risa
como mujer en la cama entre mis manos
bajo cada caricia

te amo esa es mi única verdad
poseo dos o tres sentimientos más
pero de estar seguro de mi amor hacia ti
de eso es de lo único que esta noche puedo hablar

quien supiera hablar con los ojos
quien pudiera robarle un rayo al sol
un viento de la tarde
una sonrisa pura, una canción

para poder explicar quien eres en mí sangre
para poder plasmar mi tristeza mi arrepentimiento
al verte llorar, de ver tu adiós, de sentirme culpable
solo se que día a día
espero podértelo demostrar

te amo con todo mí ser
no se que mas puedo decir
te amo a ti,
es lo único que puedo anhelar
es lo único que puedo poseer

te amo, no se decir mas
te amo como nunca imagine
que era el amar.
no es el deseo
que se posa sobre tu cuerpo
a la luz de la luna
o en el techo del cielo

no son tus ojos
tiernos como niños risueños
o las palmas de tu mano
que se resbalan por todo mi cuerpo

no son las cuerdas de tu voz
que se afinan con el silencio
ni las curvas de tu cuerpo
se empalman a mi cuerpo

no es tu cabello largo y juguetón
que acomodo con los dedos
ni el olor de tu pecho
cuando con la nariz rozo tus senderos

es la inmensidad de tu presencia
es el color de tu ausencia
la alegría del espacio
cuando lo ocupamos
sellándolo con un beso

es solo ese hecho
lo que alimenta
esta noche
eterna

con días de sol
amarrado a tu cintura
con mi mente
clara y tu espalda desnuda

te amo debes saberlo
como nunca te han amado
es solo ese hecho

Pequeña gran amor

No es la inmensidad del mar de tus lágrimas
que se derraman sobre tu cara,
Cuando derrochas alegría, cuando viertes placer,
cuando materializas tristeza.

No son tus ojos, tiernos como dos fieras amansadas,
como dos llamas encapsuladas
Cuando me miras sin decir nada,
cuando se enciende tu mirada,
en la tarde, en la noche, en la cama.

No es ni siquiera esos labios tersos y rosas,
de carne, canto o prosa,
Que se me desasen en la boca
que se me escurren en el cuerpo
Ni las manos que son tuyas y mías y son expresión, trabajo, y bendito Dios!
Caricia, que son apoyo, sendero, motivo y guía
camino que sigo contigo día a día

No es tu risa, que se escapa de ti y de tu prudencia,
tu risa es risa!

Ni las líneas y curvas de tu boca
cuando se transforman en un beso
Ni mucho menos tu cuerpo, que se talla con el tiempo,
que transforma de capullo, a placer cierto
que se mueve con un movimiento
que solo yo se reconocer, en cada paso, en cada tacto a cada beso

No es la curva de tu cuello vamos mujer!
Es un cuello, es solo la llave de tu placer,
placer que damos, que doy que siento,
ni el lóbulo de tu oreja que escucha, y siente
Y se endulza, cuando dejas penetrar mis palabras,
y sabes que es cierto cuando dices
“soy tuya” y te sabes bien amada y sabes que me tienes,
nada mas en la vida se le compara

No es tu vida, ni tus días, que pasaste sola, o con alguien que no era yo,
y contigo que no eras tu,
ni el dolor en tu vida ni tus risas gastadas,
ni tus noches de desvelos mal administradas.

No es el tono de tu garganta, que habla, canta, grita, se desgarra
No es tu cabello que baila al son que quiera tocar las notas de tu espalda,
Ni los rizos que adornan tu piel,
ni el cabello que te acomodo, cuando interrumpe tu mirada,


No mujer, no es tu mente clara, ni tu fe bien fundada.
Ni tus piernas que se mueven al compás de tu cadera
y sostiene mi cuerpo en tu cuerpo cuando amas.

Se, y bien lo se, que es la mujer que de niño soñé, que de joven día y noche busque
Que descubrí entre todo esto que ya enumere, entre la pequeña, dulce, calida, bella,
Que eres, que sabes, que brinda placer, es solo que encontré, me encontraste nos encontramos

Vamos mujer es solo que tu lo sabes y yo lo se
Que te amo. Eres lo que siempre deseé.

Digo

Decir te amo en estos días parece cosa de ayer
en estos tiempos de “tanta” ciencia
de tan poca fe,

en estos tiempos de carencias de ideas e
ideales,

en estos tiempos de reservas para triunfos huecos.

En estos tiempos de competencias sucias
de muerte en vida
de tantos entes grises

de niños adultos
de adultos viejos
en estos tiempos que la patria esta casi rota,

que las personas son mas desconfiadas
mas extrañas,
menos sensibles
en que cada trazo de libertad se ha convertido en libertinaje

en estos tiempos de hombres-mujeres de
mujeres-hombres
en estos tiempos del “bendito” preservativo
del maldito sida,

en estos tiempos de las orgásmicas cosas mágicas
que nos hacen instrumentos de ellas,
en estos tiempos en los que traer a otro ser vivo seria
“un crimen”,

en que seria un crimen el no traer esperanza

a estos tiempos
Créeme mujer,

decir te amo ,
sentirlo con el corazón y la mente
es un grandioso
milagro.
lo debes de merecer.

Es

Es que me robas la noche
Y te apareces, día a día
Y no perdonas un solo momento
Ni en la tristeza ni en la alegría

Es solo que no puedo dejar de dejarte
Ni quiero ni pretendo, ni anhelo
Dejar de pensarte
Ni de sentir tu piel, mi tacto es mis manos en tu carne

Es que te me cuelas en todo momento
Solo se que eso es lo único de lo que estoy cierto
Y sonríes y lloras y bendigo al cielo
Si es que a diario me dices hola! Te quiero

Es que tengo tanto de ti
Y tienes todo mi cuerpo
Es que escapar de ti es imposible
Es que yo no lo deseo

Es que te me has convertido en lo más importante
Es que no hallo camino
Ni sendero
Si de tu mano no voy y tu de la mía encajas cada instante

Es que mis labios no se mueven
Ni sonríen
Inertes desnudos caen secos
Si con mis labios no puedo besarte

El llanto

Las lágrimas suceden
Se escapan de la razón
Ensordece las palabras enjuaga dulcemente el perdón

Reta las distancias, prueba el amor
contempla a la humanidad pura
no da, testimonio es,
sin ningún error.

Doblega a la más dura de las apariencias
desmiente la tranquilidad
se escurre entre los momentos de paz.

Llega sin aviso, sin invitación a ser
no sabe de edades de rostros, de resignaciones
libera esos sentimientos que el hombre acuña
que calla el resto del día
y a la vez quiere desaparecer

El llanto es la pena más cara
y el pago más puro
cuando nacen del corazón
cuando las palabras sobran
cuando encuentra río para surgir

El llanto en fin
es una bendición de Dios.
Con lagrimas en los ojos
Lo escribo, Te lo juro!
De corazón

Oferto

Vendo mi vida por pesos
Mi tranquilidad vale ochocientos pesos (al día)
Mi cuerpo, tal vez lo endosaría a la empresa
Total, ya tiene mi cuerpo
Mis anhelos al asenso
Que feliz seria siendo jefe
Mandando maldiciendo
Sintiéndome importante
Y claro! Ho! Claro
Con un excelente sueldo
Así tal vez en las reuniones de familia
Cuando entre hermano hermanas
Primos tíos abuelos,
Sacan a pasear sus triunfos
Mis padres digan ha!
Mi hijo tiene un excelente sueldo
Se que me envidiarían todos
Con mi nombre escrito
En el ataúd donde diario me entierro
Con el auto del año
Que después de dos meses
No parece merecer tanto esfuerzo
Total los hijos crecen y yo trabajo para ellos
Me sobran al día tres horas para verlos y verlos
Pero soy excelente en mi trabajo
De calcular números
De ordenar papeles
De registrarme en mi tarjeta de trabajo
De servir de una forma tan eficiente
A quienes nunca veo
Vendo mi vida por pesos
Mi vida no es invaluable
Espero no desgastarme mucho
Para disfrutar de mi pensión y mi descanso
Cuando este viejo.

Paisaje

Si pudiera elegir mi paisaje,
creme
distaría mucho de lo que veo
distinto de todo y de todos
y las caras no serian tenues fantasmas
ni reales desconocidos
ni el cielo cambiante de nubes
como un niño que te dice
"te quiero" y después “ya no te quiero”
en mi propio y particular paisaje
la gente seria gente
no buena ni mala sino solo gente
gente de a de veras gente de gente
de esas que no se preocupan
por verse como los demás dicen
"deben verse"
gente que no calla su conciencia
que sigue sus sueños
que rompe con las rutinas
gente común gente corriente
de esas que encuentras
en los amigos, en los parientes
que no son su titulo
que no son su coche
que sabes que come que se cansa que siente
en mi paisaje esa gente no caminarían
por calles de oro
ni viajarían en vehículos de fierro
no se alegrarían con el dolor ajeno
ni mucho menos verían al otro con odio
con rencor, con recelo.
en mi paisaje,
no se matizarían los sentimientos
serian desnudos y bellos
como son realmente
los sentimientos nacidos del pecho
del dolor de la alegría del entierro
siendo sincero, en mi paisaje
no se me ocurren grande edificios huecos
total !me vale¡ donde sea
es un buen lugar para vivir
ya sea con mármol o con cemento
una lapida es igual
también un espacio para hacer el amor
con colchón con seda o en el suelo
el solo de hecho de imaginar mi paisaje
es un bello recuerdo
se que el mundo se mira con un cristal
el mío parece un poco bello ahora
mas claro
que el cristal con el que habitualmente
veo
pero debo aclararte una cosa
en mi paisaje el cielo se volvería infierno
si no me cobijan tus ojos grandes y fijos
si no voy de tu mano
Pintando senderos

Quise

Quise escribir amor, y escribí tu nombre
Y voltee al cielo y no encontré respuestas
Ni horizontes ni pistas de fe, de certeza

Quise cantar, e invoque tu presencia
De entre el silencio absurdo
Que ocupa el espacio de tu risa, muda de adioses
Cubierta de lágrimas siniestras

Quise caminar, y los pasos me llevan hacia ti
Con los caminos marchitados
Con las ilusiones empedradas, lapidadas, sepultadas

Quise acariciar, y mis manos absurdas se mueven marchitadas
De entre los recuerdos de tu piel
De entre las líneas y curvas que describen tu llegada

Quise luchar, y no estaba tu ojo penetrante en mi vida
Me e quedado solo
Recordando tus ojos que acarician.

Quise buscarte en los momentos de felicidad
Y la nostalgia invadía tu cara linda
Y fue más trágico funeral

De los amores que en mi habitan

Amor de tarde

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.

Bienvenida

Se me ocurre que vas a llegar distinta
no exactamente más linda
ni más fuerte
ni más docil
ni más cauta
tan solo que vas a llegar distinta
como si esta temporada de no verme
te hubiera sorprendido a vos también
quizá porque sabes
cómo te pienso y te enumero

después de todo la nostalgia existe
aunque no lloremos en los andenes fantasmales
ni sobre las almohadas de candor
ni bajo el cielo opaco

yo nostalgio
tu nostalgias
y cómo me revienta que él nostalgie

tu rostro es la vanguardia
tal vez llega primero
porque lo pinto en las paredes
con trazos invisibles y seguros

no olvides que tu rostro
me mira como pueblo
sonríe y rabia y canta
como pueblo
y eso te da una lumbre
inapagable
ahora no tengo dudas
vas a llegar distinta y con señales
con nuevas
con hondura
con franqueza

sé que voy a quererte sin preguntas
sé que vas a quererme sin respuestas.

Que les queda a los jóvenes?

¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente.

Después

El cielo de veras que no es éste de ahora
el cielo de cuando me jubile
durará todo el día
todo el día caerá
como lluvia de sol sobre mi calva.

Yo estaré un poco sordo para escuchar los árboles
pero de todos modos recordaré que existen
tal vez un poco viejo para andar en la arena
pero el mar todavía me pondrá melancólico
estaré sin memoria y sin dinero
con el tiempo en mis brazos como un recién nacido
y llorará conmigo y lloraré con él
estaré solitario como una ostra
pero podré hablar de mis fieles amigos
que como siempre contarán desde Europa
sus cada vez más tímidos contrabandos y becas.

Claro estaré en la orilla del mundo contemplando
desfiles para niños y pensionistas
aviones
eclipses
y regatas
y me pondré sombrero para mirar la luna
nadie pedirá informes ni balances ni cifras
y sólo tendré horario para morirme
pero el cielo de veras que no es éste de ahora
ese cielo de cuando me jubile
habrá llegado demasiado tarde.

La princesa y el soldado


El soldado bajo la ventana

Una vez un rey celebró una fiesta.
A ella acudieron las princesas más guapas del reino. Un soldado que hacía la guardia vio pasar a la hija del rey y se enamoró enseguida.

Pero... ¿pero que podía hacer un pobre soldado en comparación con la hija del rey?. En fin... un buen día consiguió hablar con ella y le dijo que no podía
vivir sin estar a su lado.

La princesa quedó tan impresionada por su fuerte sentimiento que le dijo al soldado:
- Si consigues esperar cien días y cien noches bajo mi balcón al final seré tuya.

Y a partir de ese instante el soldado se fue allí y la espero un día y dos días y diez y luego veinte.

Y cada noche la princesa le observaba desde la ventana pero él no se movía nunca. Con la lluvia, con el viento, con la nieve siempre estaba allí, las palomas se le cagaban encima y las abejas se lo comían vivo.

Pero él no se movía.

Después de noventa días estaba tremendamente delgado, pálido, al pobre le resbalaban las lágrimas de los ojos y no podía contenerlas, ya no le quedaban fuerzas para dormir.

Mientras tanto la princesa seguía observándole y... al llegar la noche noventa y nueve el soldado se incorporó, cogió su silla y se largó.

Tiempo después el soldado salió a la calle, y no falto quien le preguntara el por que? de su acto.

Por fin uno se atrevió a interrmpir el pensamiento del soldado y le dijo

-Por que te fuiste al final?, ya habias resistido todo.

el soldado le contesto:

-Estaba prendado de alguien que no me quiere. Pudo ahorrarme noventa y nueve días de inútil sufrimiento y no lo hizo.