La mañana fresca de la lluviosa noche
el olor de la panadería
la gota del lavamanos
los cantos fúnebres de las alcaldías

la caricia del sol de medio día
el viento calmado el viento inquieto
el sonido del silencio
la voz del perro, las jugueterías

el taza medio vacía del café de la tarde
la plática con la soledad
la voz apagada de mis alegrías

El abraso del amigo
la voz de la madre llamando a comer
todo lo hecho, todo lo que no he podido hacer
el recuento de los éxitos que un joven puede merecer

el bocado de pastel
el chocolate, la fresa, la sandia,
la carta que aún espero
el color de la voz de ese ser.

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